ENTENDERNOS

Entendernos

Entendernos con los chicos y chicas que vienen al taller es la tarea más importante para que puedan disfrutar de su trayecto en el espacio creativo. Y eso requiere que estemos muy atentos y atentas a sus maneras de comunicar, a sus maneras de exteriorizar sus ideas y cómo se sienten. También que podamos ver un poco con sus ojos. Entender el mundo como lo entienden, con sus dimensiones y sus ilusiones.

A veces nos entendemos de entrada. Hay un primer contacto y rápidamente pasamos a la tarea de guiarles para que comiencen con sus creaciones.

A veces nos toma un poco más de tiempo. Pero esto es necesario, muy necesario. Es un lugar nuevo, lleno de materiales y opciones, y eso a veces puede abrumar un poco. Puede haber tantas ganas de hacer todo… que es difícil elegir por dónde empezar. A veces puede costar un poco más verbalizar qué cosa les gusta más. Pero es una tarea necesaria, y que una vez iniciada, se irradia a todas las aristas de la personalidad. Darle tiempo a contemplar hacia adentro de qué son las ganas, cuáles son los objetivos o metas, o simplemente qué disfrutan o qué les da muchísima ilusión.

Y así, dando espacio y tiempo cuando cada quien lo requiere, es como vamos entendiéndonos. A nosotros mismos y a los demás. Podemos empezar a dialogar desde un lugar común, que construimos con el interés mismo de entendernos.

La calidez en el vínculo que establecemos, es vital para el camino en el taller. Generar la comodidad para que puedan decir que cambiaron de opinión, que están cansados de una labor, que no comprendieron cómo utilizar una herramienta, o que un material no les gusta, por ejemplo. Tenemos apertura a ese diálogo porque es el que enriquece su experiencia, y permite tomar consciencia de la potestad sobre sus proyectos e ideas.  Y lo motivamos también, dándoles las posibilidades que se van presentando en el  proceso de creación, ir por un camino, ir por otro, por cuestiones estéticas o funcionales.

Así, sus proyectos tienen una metáfora dentro:  son propios. Verdaderamente propios.

Laura Huberman

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